“El bienestar emocional es como la dieta mediterránea: necesaria y buena para todo el mundo”
Voces duchas debaten sobre la promoción de la salud emocional y la prevención del suicidio en jóvenes y adolescentes, desde la educación, la sanidad, la búsqueda y el activismo
Hace falta educar la mirada para el que toda la sociedad pueda detectar factores de riesgo y activar la red preventiva, en que interviene la escuela, la familia o el entorno
La búsqueda evidencia que los factores de riesgo siempre son variados y varios en cada persona, y que el más importante es escuchar y preguntar, sin juzgar
Delante la creciente preocupación a nuestra sociedad sobre el malestar emocional en personas jóvenes y adolescentes, el día 13 de septiembre tuvo lugar en el CaixaForum Macaya la mesa redonda El suicidio. qué pasa por el camino? Promoción de la salud emocional en jóvenes y adolescentes, coorganizada por el Parque Sanitario San Juan de Dios, el Hospital San Juan de Dios Barcelona con el Observatorio Social de la Fundación “la Caixa ”, que también contó con la colaboración del proyecto Henka. Qué son las causas y cómo prevenir el aislamiento, la depresión, las adicciones o los conductos lesivos o suicidas son algunas de las preguntas que centraron el encuentro, celebrada en el marco del Día Mundial de la Prevención del Suicidio.
La sesión, dirigida a familias y personas que trabajan con personas jóvenes y adolescentes en el día a día y que inauguró Cristina Molina, la subdirectora asistencial territorial de San Juan de Dios, dio a conocer diferentes aspectos de la salud emocional, así como herramientas para tener cuidado. Se debatió con personas duchas para contrastar perspectivas complementarias y plantear posibles abordajes, partiendo de las inquietudes de los chicos y chicas. La mesa redonda estuvo conducida y presentada por el periodista Jofre Llombart y contó con las intervenciones de voces duchas como la del activista y participante de la campaña BeHenka, Salma Husein Mendoza; la investigadora del Parque Sanitario San Juan de Dios, Montse Gil; la psicóloga clínica del Hospital San Juan de Dios Barcelona, miembro del comité científico del proyecto Henka y responsable del equipo Henka Escuelas, Anna Sintes; y la profesora de secundaria, Gemma Bello.
Husein explicó su testigo en primera persona sobre los mecanismos y factores que lo ayudan. «Me han faltado lugares seguros a la comunidad como este donde poder hablar para afrontarlo conjuntamente.[…] Quiero poder expresar que en ocasiones no estoy bien y que necesito ayuda. En muchas ocasiones sólo necesito que me escuchen y me hagan sentir segura, no que me den consejos.» También incidió en que hay muchos factores sociales que afectan directamente el bienestar emocional de los jóvenes, como la precariedad, el acceso a la vivienda, al trabajo… Y, en el supuesto de encontrarse delante una persona con ideación suicida, pide “mostrar disponibilidad, no juzgar ni invalidar sentimientos y ofrecer ayuda profesional pero, principalmente, escuchar y acompañar.”
Por otro lado, Sintes puso de manifiesto que el 75% de los problemas de salud mental empiezan antes de los 18 años, y la urgencia de dar herramientas a jóvenes y adolescentes porque puedan gestionar su malestar emocional: «Los adolescentes se proyectan poco en el futuro, hace falta encontrar espacios con quien hablar que sean seguros, tanto privados como sociales, para expresar el malestar y que no se exprese de otras maneras.» También evidenció que hace falta poner el bienestar emocional en el centro: «El bienestar emocional es como la dieta mediterránea: necesaria y buena para todo el mundo». «Se ha cambiado el espacio de castigar por el espacio del bienestar a las escuelas. Los maestros también tienen que estar bien, todos somos entorno para dar apoyo, añadió.»
Durante su intervención, Gil habló de la necesidad de aplicar la búsqueda hecha en este ámbito a la población general de forma efectiva, de la evidencia científica de los factores de riesgo, que siempre son variados y varios en cada persona. «Como sociedad nos tenemos que empoderar para reconocer señales. La prevención primaria la hacemos todos». Además, añadió que “hace falta aprender del testigo de las personas con problemas de salud mental para encontrar la manera de mejorar la atención para todo el mundo. Así pues, el más importante es escuchar y preguntar, sin juzgar”, destacó.
Por último, Bello recordó la importancia de intervenir a los centros de secundaria, puesto que es donde más tiempo pasan los adolescentes y más relaciones sociales hacen. “Al instituto hace falta estar bien y estar atentas para el que todo el alumnado esté bien. Crear espacios de bienestar para escuchar y dar apoyo ”.
El punto de inflexió: la pandemia de la Covid-19
Las expertas compartieron también como con la pandemia de la Covid-19 aumentaron muchos los casos de malestar emocional, pues desaparecieron las redes sociales que en muchos casos sostenían situaciones y relaciones fuera de casa, como la escuela, los esplais o las actividades extraescolares, y se produjo un abuso de las pantallas. En esta línea, relata Bello, “después de la pandemia volvimos con distancia, mascarilla y sin contacto, y esta transición fue muy difícil para los adolescentes. Los centros educativos no sabíamos cómo gestionar este malestar a las aulas”.
La búsqueda y los datos salvan vidas
Durante la jornada se insistió en la necesidad de seguir invirtiendo mucho en proyectos de intervención a la población para dotarla de herramientas y mecanismos para educar la mirada y que pueda detectar factores de riesgo y activar la red preventiva, en que intervienen todos los agentes, como la escuela, la familia, el entorno o las redes de atención de salud y social. Hablaron, por ejemplo, del Proyecto Imprueba, del Parque Sanitario San Juan de Dios, que propone una plataforma de contenidos y herramientas de salud mental por los diferentes agentes: jóvenes, maestros, profesionales salud y social, familias…
Así mismo, Sintes destacó la importancia del manejo del Big Fecha como fuente muy importante de información para predicciones y búsqueda en salud mental de los más jóvenes. “Las nuevas generaciones son participativas si se los ofrece un tratamiento personalizado, a diferencia de generaciones más grandes”, confirmó.